miércoles, 3 de junio de 2020

Richard Oribe - Natacion - Paralisis Cerebral









Richard se moría. El parto había sido muy complicado y se había ahogado. Aunque consiguieron reanimarle, a las 14 horas volvió a convulsionar y estuvo agonizante. Los médicos nos dijeron que no saldría adelante y que, si lo hacía, se quedaría en estado vegetal. Le costó mucho remontar pero al final lo hizo", rememora Rosa, la madre del deportista.Ella apenas tenía 23 años y era su primer hijo, pero fue la primera en ver que aquel niño estaba dispuesto a desafiar a todas las leyes de la naturaleza y a los médicos. No se equivocaba. Gracias a un excepcional espíritu de superación y al tesón de sus padres y de su entrenador Javier de Aymerich, aquel niño acabaría convirtiéndose en una leyenda de la natación.


Los médicos nos dijeron que no saldría adelante y que, si lo hacía, se quedaría en estado vegetal"
Rosa, madre de Richard



Además de la parálisis cerebral, le quedaron importantes secuelas: sordera, problemas en el habla, falta de equilibrio y unos pulmones muy afectados. Le costaba mantener el equilibrio y caminar, por eso su padre construyó unas paralelas en la terraza de casa y al final de ellas colocaba una torre de yogures para motivarle a dar sus primeros pasos.En el agua esa falta de equilibrio desaparecía. Las limitaciones se diluían a medida que daba una brazada. En ella, Richard era otro. "En ella es más ágil que la mayoría de los mortales", dice Xavi Torres. Y en ella encontró la felicidad. Hizo amigos, viajó por medio mundo y se ganó el respeto y la admiración de todos, tanto dentro como fuera de la piscina. No cuelga el bañador, seguirá nadando, aunque a partir de ahora sin presión, sólo para disfrutar.


En el agua es más ágil que la mayoría de los mortales"