Demostrando con creces que para el arte no hay límites o fronteras, el artista peruano Félix Espinosa Vargas se encuentra en el país dando cátedras de vida, de intrepidez, de fuerza de voluntad y del poder en la decisión de ser más fuerte que carecer de brazos y de un pie para conseguir su propósito de ser un gran creador.
Espinosa Vargas expone en la actualidad en la Sala Ramón Oviedo su muestra Paletas Autóctonas de mi Perú, localizada en la sede del Ministerio de Cultura. Allí muestra su talento pictórico a través de sus obras con la técnica de la acuarela, uno de los recursos visuales de mayor complejidad en su ejecución y de manera especial de alguien que la domina con su pie derecho, con el que realiza el milagro que su férrea voluntad determina, al trocar limitación por fuerza creativa. La muestra es auspiciada de manera personal por el ministro de Cultura, José Rafael Lantigua, y el embajador dominicano en Perú, Rafael Julián.
El sello identitario de su Perú de origen, sus paisanos en faenas agrícola, recolectores de flores, calles del Cuzco (tierra de los incas) fiestas costumbristas, animales típicos como la llama y la alpaca de origen peruano hablan de su amor indeclinable por su lar nativo y por la esencia de su tierra que usa como temática y como forma de eternizar en sus piezas su legado monumental, geográfico, arquitectónico, étnico arqueológico del Perú.
Treinta y cinco piezas de variado formato muestran a plenitud la idiosincrasia del Perú, desfilando también en esta oportunidad los agrestes parajes de los Andes, y la monumental belleza de esas tierras heroicas, de referencia notable en las jornadas independentistas de Suramérica.
Abanderado de que cada país debe conservar su esencia y eso lo transmite en sus piezas como un sello que lo identifica, y que exhibió en los países de Suramérica donde ha expuesto con éxito su talento y donde ha conseguido aplausos y reconocimientos, así como en Estados Unidos, Canadá y en importantes ciudades europeas, demostrando siempre que los sueños son posibles realizarlos a fuerza de vocación y empeño.