martes, 10 de noviembre de 2020

Karrie, la primera modelo con síndrome de Down de Wet Seal

 







Desde las pasarelas hasta las tallas de la ropa que se manejan en las tiendas, la industria de la moda ha dejado claro muchas veces que “incluyente” no siempre es el adjetivo que se adapta mejor a su modelo de negocio. Para la marca Wet Seal, Karrie Brown es la chica que llegó para cambiarlo.

Karrie vive en Illinois, tiene 17 años y padece síndrome de Down; como muchas otras chicas, ella soñaba con convertirse en modelo de su marca de ropa favorita. La historia de cómo su madre subió algunas fotos a Facebook y éstas conquistaron la red consiguiendo miles de likes que llamaron la atención de Wet Seal, sin duda es muy conmovedora pero detrás de ella ¿existe realmente una política inclusiva?

La política de inclusión y respeto a la diversidad dentro de la compañía se encuentra disponible para su descarga desde su página web, aunque como hemos revisado antes en este espacio, la existencia de lineamientos en torno a un tema socialmente responsable no siempre es sinónimo de la existencia de buenas prácticas al interior de una organización.

Así, lo realmente trascendente en el caso de Wat Seal es su capacidad de utilizar las redes sociales como algo más que un medio de difusión y escuchar la retroalimentación de sus consumidores pidiendo incluir el carisma de Karrie como parte de la imagen de su linea de ropa para niñas.

Karrie no es la primera modelo del mundo que padece síndrome de Down, para su madre el secreto del éxito de su hija se encuentra en lo enamorada que está de su propio cuerpo; diseñadores como la española Dolores Cortés y eventos como el Downewithfashion, realizado por la asociación para niños con sindrome de down de Nueva York se han enamorado también y continuan realizando esfuerzos por promover una y otra vez la importancia de la inclusión dentro de la industria de la moda.

Sin duda, historias como esta demuestran que el consumidor participa cada vez de forma más activa con la marca y demanda más acciones de responsabilidad social, por lo que dejar de entrar en contacto con él e ignorar sus necesidades y deseos es un riesgo que ninguna empresa debería tomar.